Que
no se me espese la sangre,
que
me pueda siempre influir
Que
no se me caiga el cabello.
Que
mis ojos puedan siempre ver,
para
leerte los poemas que te escribo
y
quererte, quererte mi bien.
Que
no se retuerzan mis manos
con
los años, con la vejez.
Que
no que no
que
no se acaben mis lágrimas,
que
no se reseque mi piel.
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